Las dos artistas latinas fueron protagonistas del intermedio más «hispano» de la historia
Un año más, el mundo se paró ante uno de los mayores espectáculos deportivos. La final de la Super Bowl ya es todo un acontecimiento mundial, y gran parte de dicho mérito lo tiene el intermedio: escenario por el que pasan siempre gran parte de los artistas más destacados del momento.
La victoria de los Chiefs ante los 49ers de San Francisco quedó deslumbrada por, el que dicen muchos, el mejor intermedio de la historia de la SuperBowl. Un medio tiempo más latino que nunca, protagonizado por dos auténticas divas de la canción: Shakira y Jennifer Lopez. Juntas, pero no revueltas, haciendo lo que mejor saben: poner en pie a todo el personal. Después de una decepcionante actuación de Maroon 5 en 2019, la NFL tenía un reto mayúsculo para la presente edición y, por eso, tras varios meses de rumores, confirmó a ambas para coger las riendas de dicho espectáculo.
Tanto Shak como JLo prometieron convertir el espectáculo más visto de todo el año en una reivindicación mundial de la cultura y la música latina en un escenario inmejorable: Miami, cuna de tantos ídolos musicales latinos. No se achantaron ante el reto… más bien lo contrario. Ante más de 100 millones de personas como audiencia, la de Barranquilla y la del Bronx desplegaron toda su artillería. Pirotecnia, innumerables watios de luz, mucho baile y mucho color.
Todo arrancó con Shakira. El reloj marcaba, aproximadamente, las 2:00 (hora española). En ese momento, el Hard Rock Stadium dejó de pestañear mientras sonaba un buen repertorio de grandes hits de la colombiana: Whenever Wherever, I Like It, Hip’s Don’t Lie… La primera gran sorpresa de la noche la dio Bad Bunny, que interpretó a dueto con Shakira un espectacular crossover entre Callaíta y Chantaje (el temazo que popularizó Maluma).
Quince minutos más tarde, aparecía JLo. Ataviada con un traje negro de cuero, empezó su particular show con el mítico Jenny From The Block. Más tarde, resonaron en todo Miami y en los televisores de medio mundo, otros himnos: Waiting For Tonight, Ain’t Funny o Get It Right. Pero Jennifer Lopez también tenía un as bajo la manga, y subió la apuesta de Shakira a la «escalera de color» con otro de los grandes fenómenos de la música latina: J Balvin.
El espectáculo de Jennifer Lopez fue épico. Enfundada con una capa gigante de plumas que representaban las banderas de Estados Unidos y Puerto Rico, dio paso a uno de los grandes momentos de la noche: ¡la aparición de su hija Emme como líder de un coro de niños que comenzaron a interpretar Let’s Get Loud! Justo después se unió Shakira para poner, juntas… mano a mano, un broche de oro perfecto a uno de los mayores espectáculos que ha vivido la SuperBowl. Lo del año que viene es un reto, visto lo visto…