Siempre es difícil despedir a un ser querido, y nunca parecemos estar preparados para hacerlo cuando se trata de uno de cuatro patas. El pasado 8 de enero Miley Cyrus se veía obligada a tomar la difícil decisión de sacrificar a su querida Mary Jane, la perra que adoptó hace casi una década junto a su entonces pareja, Liam Hemsworth, aquejada de un cáncer que se había extendido por su cuerpo irremediablemente en el último año, para que dejara de sufrir.
La lección que se lleva la cantante y que compartía en sus redes sociales bien podría impartirse en un curso de mindfulness, puesto que al llevar tiempo prevenida, dice haber podido disfrutar cada segundo que ha pasado con su mascota como si fuera un tesoro.
Tanto es así que tenía preparada una canción en honor a su querida pitbull, Mary Jane, compuesta en la casa de Malibú, que también perdió; pero tal y como afirma la de Tennessee, la música es su medicina y gracias a ella estamos seguros de que será capaz de reponerse a esta pérdida.