Los dispositivos electrónicos nos facilitan la vida en muchos momentos pero también nos pueden dar algún que otro susto.
Tal y como cuenta una usuaria de Twitter, una persona fue al médico porque su dispositivo le marcaba que no tenía pulso. Lejos de replantearse que este pudiera estar funcionando mal, decidió que la mejor decisión era acudir a urgencias.
Al llegar a la consulta se le hicieron las pruebas pertinentes y presentaba una frecuencia cardíaca de 88 latidos por minuto y una saturación de 97%. Ante ello, el médico solo pudo decretar que se trataba de un «funcionamiento incorrecto del reloj inteligente», por lo que el tratamiento se traducía en «valorar los síntomas antes de acudir al sistema sanitario y reparar el reloj inteligente».