Lo más común es que cuando anochece y nos entra sueño lo primero que se nos pase por la cabeza antes de arroparnos es ponernos el pijama. La ciencia lo tiene claro: es mejor dormir sin pijama .
Dormir sin pijama aumenta el nivel de oxitocina. Es muy eficaz combatiendo el estrés, la hipertensión arterial o la depresión. Si duermes junto a otra persona desnuda la producción de oxitocina aumenta y por eso es conocida como la hormona del amor.
La piel lucirá más brillante. Quitarse el pijama para dormir se convierte en sinónimo de un cuerpo que respira mejor por todos los poros de la piel.
Ayuda a descansar mejor. Está demostrado que un porcentaje de personas que sufren de insomnio padecen esta patología por culpa de una mala regulación de la temperatura. Pasar calor mientras se descansa provoca que el sueño sea de peor calidad y que el mismo no sea tan profundo como debería.
El pijama también es un obstáculo para la hormona del crecimiento. Destacan la mejor capacidad del cuerpo de regular los niveles de cortisol y con esto se previene la hipertensión arterial, el apetito, el colesterol. Además, si acostumbras a dormir con pijamas gruesos o un exceso de mantas estarás obstaculizando la liberación de la hormona del crecimiento y, por consiguiente, del proceso para reparar los tejidos óseos, musculares y dérmicos durante la noche.