Una reciente encuesta realizada por Shark ha revelado un fenómeno sorprendente en España: el 61% de los propietarios de robots aspiradores ha desarrollado un vínculo emocional con sus dispositivos, incluso nombrándolos como si fueran parte de la familia.
Nombres como Bicho, Lola y Manolito se han vuelto populares entre los usuarios españoles, quienes ven a estos electrodomésticos no solo como herramientas de limpieza, sino como compañeros en su vida diaria. En el resto de Europa y Oriente medio, las variaciones de Robert, como Bob, Rob y Robbie, son los apodos más comunes.
Este fenómeno de nombrar a los robots aspiradores como se haría con una mascota está relacionado con la creciente tendencia de afecto con la tecnología doméstica.
La conexión emocional con la tecnología no se limita a los nombres. El 44% de los encuestados españoles considera que sus robots aspiradores tienen personalidad propia, y el 62% asegura que ponerles un nombre hace que su uso sea más agradable. Además, un 79% de los usuarios afirma que llamar a su robot por su nombre añade un toque de humor a las tareas del hogar.