El abogado del marido pretende utilizar a los dos pájaros como testigos.
Una historia surrealista donde las haya. Todo esto ha pasado en Turquía. Un matrimonio se ha divorciado por culpa de la indiscreción de sus dos loros, que destaparon la infidelidad de la mujer.
Según los medios turcos, el marido sospechó que alguna cosa no iba bien en la pareja porque los loros repetían la misma frase: «Ven, que mi marido no está». Teniendo en cuenta que todo apuntaba a una frase muy repetida por su mujer y que los loros habían memorizado, el hombre ha decidido iniciar un proceso de divorcio. El giro de guion es que su abogado ha explicado que quiere que los loros y la frase en cuestión formen parte del proceso judicial.
Un abogado penalista apunta que los animales no servirían como testigo pero igual si como prueba.