En ocasiones tomar la iniciativa y comenzar a hacer deporte nos cuesta, y esto no se debe solo a una cuestión de pereza si no a la teoría de la minimización del esfuerzo.
Existe una brecha entre nuestros objetivos, lo que queremos hacer y finalmente lo que hacemos con respecto a ejercitarnos. La ciencia explica este fenómeno, se trata de la teoría de la minimización del esfuerzo y consiste en lo siguiente «el ser humano antes tenía que correr para cazar, entonces se dio cuenta de que era mejor reservar energía y guardarla para cuando fuese el momento adecuado y eso se ha ido quedando en nuestro cuerpo».
Por este motivo nuestro denominado cerebro primitivo piensa que es mejor guardar energías por lo que pueda pasar.