En el mundo de las ‘guarrindongas gastronómicas’ hay lugar para todo. ¿Dulce con picante? es posible.
El pueblo de Hirata (Fukushima, Japón) está decidido a regalar cucuruchos a sus clientes. Pero, para ello, han de conseguir comérselo entero, reto bastante complicado. Este pueblo tiene varios establecimientos que venden estos cucuruchos que tienen por encima polvo de esta verdura y retan a los turistas a probarlos.
Hay diferentes grados de intensidad, y el más extremo -el picante infernal- cuesta 500 yenes (unos 3,50 euros), pero puede salir gratis: los clientes que consigan comérselo entero no tendrán que pagarlo, pero antes deben firmar un documento que exime al vendedor de cualquier responsabilidad.