Como viene siendo habitual desde 2015, el festival madrileño coincide con el primer fin de semana del verano, lo cual hace que los que somos asiduos, ya asociemos la fecha del evento con el inicio de la época estival; así que afrontamos la cita cargados de energía y con esa alegría de quien sabe que ya es época de vestir de corto, planificar vacaciones y viajes a la playa con familia y amigos.
Se suma que es uno de esos festivales con un cartel de los que juegan en la primera división nacional, con algunos de los nombres más representativos de la escena electrónica a nivel mundial; así que no eran pocos los deejays que despertaban interés. Tocaba planificar bien la ruta a seguir por los 3 enormes escenarios principales, más un cuarto, que si bien era de dimensiones reducidas, no tenía nada que envidiar en cuanto a la calidad musical de los artistas que iban a pasar por su cabina.
Cabe destacar que la organización se supera año tras año en cuanto a facilitar la logística del festival. Cualquiera que haya acudido a algún macroevento en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, sabe que no es fácil convivir con el obligado dispositivo que monta la Guardia Civil (para seguridad de todos), así que es de agradecer que se facilite (mediante el servicio de lanzaderas que salen desde distintos puntos de la Comunidad) el acceso al recinto. Pude comprobar de primera mano que los tiempos para acceder al autobús de ida, pero sobre todo para coger el de vuelta, han sido los más breves que recuerdo de cualquiera de las ediciones anteriores. Me llamó especialmente la atención que para volver el sábado, habiéndonos quedado hasta diez minutos antes del cierre, apenas esperamos 5 minutos para estar ya en marcha camino de un merecido descanso. Teniendo en cuenta que fuimos 75.000 personas disfrutando del espectáculo, no está nada mal.
Y es que fueron dos días intensos en los que, de haber llevado una pulsera de actividad, seguro que habría batido un récord de pasos, saltos y calorías quemadas. Comenzamos la experiencia el viernes por la tarde, yendo sin prisa porque sabíamos que lo que teníamos por delante era una carrera de fondo y no hay que cebarse al principio. En nuestra lista de imprescindibles estaban los nombres de Fisher, Ismael Rivas y Morten, que además nos obligaban a hacer encaje de bolillos con los horarios y distintos escenarios; pero tras esto, la idea ya era fluir un poco con lo que nos pidiera el cuerpo, así que hubo rato para Fedde Le Grand, Andrés Campo, Marco Faraone y Coone. De todos, me quedo con el co-creador del sonido Future Rave junto a David Guetta, que me perdí en la edición pasada y al que tenía muchas ganas de ver en directo. No defraudó en absoluto, pero tras este primer asalto, tocaba volver a casa y reponer fuerzas, que la segunda ronda iba a ser la auténtica prueba de fuego.
El sábado es el día grande del festival, así que, aunque intentamos evitar las horas de más calor, que también son las que pueden pasar más factura al final, si decidimos ir con un poco más de tiempo al recinto. Este día teníamos una cita obligada con el Future House de nuestro ex-compañero de HIT FM, Don Diablo. El jefe de Hexagon estuvo precedido por el sevillano Wade, que puso el escenario Lenovo patas arriba desde el primer tema. Les seguía mi admirado Armin Van Buuren, uno de los referentes musicales de mi vida y a los cuales debo haberme interesado por el mundo radiofónico.
El holandés dejó claro por qué ha sido considerado dj Nº1 del mundo en varias ocasiones y dejó la pista preparada para los hermanos belgas Dimitri Vegas & Like Mike que como siempre, manejaron al público a su antojo. Tras un rápido paso por el escenario techno tocaba volver a por emociones fuertes, y pocos estilos hay más vibrantes que el psy trance que destilan Vini Vici, aunque en esta ocasión, con solo uno de sus miembros en cabina. Nuestra despedida fue compartida entre Wildstylez y Shlomo, aunque cabe destacar la maratoniana sesión de 12h que se marcó Dj Nano con su show de Oro Viejo. No pocos ratos fueron los que disfrutamos de pasada por su escenario, en el que siempre revivir un gran recuerdo asociado a algún mítico tema histórico de la música de baile. Salir dando botes con las piernas destrozadas a ritmo de ‘Flying Free’ es uno de los momentazos de esta edición de 2023, que acababa así ya esperando con ganas la que nos ofrezcan el año que viene. ¡El verano ha comenzado!